Insomnia Disturbia

Web paranormal.

Insomnia Disturbia

Visítanos en Pinterest

Insomnia Disturbia

Visítanos en nuestra sección de Videos y Juegos.

Insomnia Disturbia

Próximamente más secciones .

Mostrando las entradas con la etiqueta Asesinos en serie. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Asesinos en serie. Mostrar todas las entradas

viernes, junio 10, 2022

JOSEPH VACHER (1869-1898)



A veces se lo ha llamado "El Destripador de Francia" o "El Destripador del Sureste", debido a su comparación con, el más famoso, Jack el destripador de Londres en 1888. Sus señas de identidad eran su cara semiparalizada y un sencillo sombrero blanco de piel de conejo hecho a mano.


Nacido en 1869, hijo de un granjero analfabeto, el joven Joseph Vacher fue enviado a una escuela católica muy estricta donde se le enseñó a obedecer y temer a Dios. Buscando escapar de la intensa pobreza de su infancia como el decimoquinto hijo de una familia campesina, se unió al ejército en 1892. Frustrado por la lentitud de los ascensos y la falta de reconocimiento, e infundido con la grandiosa creencia de que no estaba recibiendo la atención que merecía, Vacher intentó suicidarse cortándose la garganta. Este fue el primero de dos intentos de suicidio.

A consecuencia de los disparos que se infligió a sí mismo en 1893, los músculos del lado derecho de su cara se paralizaron al igual que su ojo. 

Mientras Vacher estaba en el ejército, se enamoró de una joven sirvienta, Louise, que no se sintió atraída por él y rechazó sus avances. Después de que su intento de suicidio lo despidiera del ejército, nuevamente trató de cortejarla, llegando incluso a proponerle matrimonio. Aburrida de él y desinteresada en su oferta, se burló de él y de su propuesta. Este segundo desaire también motivó la violencia: en un ataque de ira, Vacher le disparó cuatro veces a Louise y luego intentó suicidarse. Ambos intentos no tuvieron éxito: Louise resultó gravemente herida pero sobrevivió al tiroteo y Vacher se mutiló gravemente. Disparándose dos veces en la cabeza, Vacher logró paralizar un lado de su rostro, deformándolo severamente. Una de las balas permaneció alojada en su oído por el resto de su vida, y el daño a su cerebro probablemente exacerbó su enfermedad mental existente. Sintió que el tiroteo lo dañó más que físicamente: luego afirmó, después de su arresto, que las reacciones de los extraños a esta deformidad autoinfligida lo llevaron al odio de la sociedad en general. Este segundo intento de suicidio lo llevó a una institución mental en Dole, Jura. A pesar de una estadía de un año y un pronunciamiento de sus médicos de que estaba "completamente curado", Vacher comenzó a asesinar a sus víctimas poco después de su liberación a la edad de 25 años.

Durante un período de tres años que comenzó en 1894, Vacher asesinó y mutiló al menos a 11 personas (una mujer y diez adolescentes). Muchos de ellos eran pastores que cuidaban sus rebaños en campos aislados. Las víctimas fueron apuñaladas repetidamente, a menudo destripadas, violadas y sodomizadas. Vacher se convirtió en un vagabundo, viajando de pueblo en pueblo, de Normandía a Provenza, permaneciendo principalmente en el sureste de Francia y sobreviviendo mendigando o trabajando en granjas como jornalero. Según la mayoría de los relatos, estaba descuidado y aterrador, deambulando de pueblo en pueblo como un vagabundo con ropa sucia, mendigando en las calles y sobreviviendo con las sobras que recibía de cualquiera que le brindara una amabilidad.

En 1897, Vacher intentó agredir a una mujer que recogía leña en un campo de Ardèche. Ella se defendió y sus gritos pronto alertaron a su esposo e hijo, quienes acudieron corriendo en su ayuda. Los hombres dominaron a Vacher y lo llevaron ante la policía. A pesar de creer que habían detenido al hombre responsable, las autoridades tenían poca evidencia de que Vacher fuera responsable de la serie de asesinatos. Sin embargo, y con poca incitación aparente, Vacher confesó haber cometido los once asesinatos y dijo: "Los cometí todos en momentos de frenesí".

El día 31 de diciembre de 1897 fue ejecutado.


Joseph Vacher muerto.

Busto de Vacher realizado a partir de su máscara mortuoria.

Durante su etapa como vagabundo Vacher llevaba una gran bolsa en la que guardaba una colección de mapas, un paraguas, un acordeón, un par de tijeras, un juego de cuchillos y un bastón, que llevaba grabada la siguiente inscripción:
«Nuestra Señora de Lourdes: quien hace bien encuentra el bien».


Imagina que lo último que escuchas es un débil "hon hon hon"...

Es un sonido estereotípico que suenan los franceses cuando se ríen.























jueves, mayo 05, 2022

El envenenador de la taza de té

 

Figura de cera del asesino en serie inglés Graham Young de la ya desaparecida exhibición de la Cámara de los Horrores, Madame Tussauds, Londres.

Obsesionado con los venenos desde una edad temprana, Young comenzó a envenenar a familiares y amigos de la escuela mezclando su comida y bebida con talio y antimonio. Lo atraparon cuando su maestro de escuela se preocupó por su interés en los venenos y contactó a la policía. En 1962, a la edad de 14 años, Young fue acusado de administrar veneno a su padre, hermana y compañero de escuela y fue detenido en el Hospital Broadmoor. Young reivindicaría más tarde la muerte de su madrastra, aunque nunca fue acusado de este delito. El juez presidente estipuló que Young no debería ser liberado sin la autorización del Ministro del Interior durante 15 años.

En 1971, Young fue considerado rehabilitado y liberado de Broadmoor. Encontró trabajo como tendero en una fábrica en Bovingdon, Hertfordshire, donde sus funciones incluían preparar té para sus colegas. Poco después, Young comenzó a envenenar a sus compañeros de trabajo, lo que resultó en dos muertes y varios otros quedaron gravemente enfermos. Las muertes se atribuyeron inicialmente a un insecto misterioso, pero el comportamiento extraño de Young y su inclinación por mostrar su considerable conocimiento de los venenos despertaron sospechas y fue arrestado. Se encontraron grandes cantidades de veneno en su dormitorio junto con un diario que detalla sus envenenamientos. En 1972, fue declarado culpable de dos cargos de asesinato y dos cargos de intento de asesinato y condenado a cadena perpetua. Cumplió la mayor parte de su condena en HM Prison Parkhurst, donde murió de un infarto en 1990.

Dimensión Macabra

Ian Brady describió a Graham Young como: "genuinamente asexual, excitado solo por el poder, la experimentación clínica, la observación y la muerte".








domingo, marzo 13, 2022

Dorothea PUENTE


Casa de Dorothea Puente en Sacramento

La 'casa de la muerte' 






"La casa es inocente"

Asesina en serie
Envenenamiento (sobredosis de medicamento)
Sacramento, Estados Unidos (California)
Condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional el 11 de diciembre de 1993. Muere en prisión el 27 de marzo de 2011.


Dorothea Helen Puente (de soltera Gray; 9 de enero de 1929 - 27 de marzo de 2011) fue una asesina en serie convicta estadounidense. En la década de 1980, Puente dirigía una pensión en Sacramento, California, y asesinó a varios huéspedes ancianos y discapacitados mentales antes de cobrar sus cheques del Seguro Social. Su recuento total llegó a nueve asesinatos con seis sin confirmar. Los periódicos apodaron a Puente como la "propietaria de la casa de la muerte".


En abril de 1982, Ruth Munroe, de 53 años, comenzó a vivir con Puente en su apartamento de arriba, pero pronto murió por una sobredosis de codeína y paracetamol. Puente le dijo a la policía que la mujer estaba muy deprimida porque su esposo tenía una enfermedad terminal. Le creyeron y dictaminaron la muerte como un suicidio.


Unas semanas más tarde, la policía regresó después de que Malcolm McKenzie, un jubilado de 74 años (uno de los cuatro ancianos a los que Puente fue acusado de drogar), acusó a Puente de drogarlo y robarle. El 18 de agosto de 1982, Puente fue declarada culpable de tres cargos de robo y sentenciado a cinco años de prisión; allí, comenzó a mantener correspondencia con Everson Gillmouth, un jubilado de Oregon de 77 años. Se desarrolló una amistad por correspondencia, y cuando Puente fue liberada en 1985 después de cumplir tres años de su sentencia de cinco años, la conoció afuera de la prisión, conduciendo una camioneta Ford roja de 1980. Su relación se desarrolló rápidamente, y la pareja pronto estaba haciendo planes de boda. 

En noviembre de 1985, Puente contrató a un hombre llamado Ismael Florez para instalar paneles de madera en su apartamento. Por su mano de obra y $800, Puente le dio la camioneta Ford roja, que dijo que pertenecía a su novio en Los Ángeles, quien ya no la necesitaba. Le pidió a Florez que construyera una caja de 6 por 3 por 2 pies para almacenar "libros y otros artículos". Luego le pidió a Florez que transportara la caja llena y sellada a un depósito de almacenamiento. Flórez estuvo de acuerdo y Puente lo ayudó.


Puente le dijo a Florez que se detuviera mientras estaban en Garden Highway en el condado de Sutter y arrojara la caja de "basura" en la orilla del río en un vertedero no oficial de basura doméstica. El 1 de enero de 1986, un pescador vio la sospechosa caja parecida a un ataúd cerca del río y llamó a la policía. Los investigadores abrieron la caja y encontraron el cuerpo muy descompuesto e inidentificable de un anciano dentro. Puente siguió cobrando la pensión de Gillmouth y escribió cartas a su familia, explicando que la razón por la que no los había contactado era porque estaba enfermo. Continuó manteniendo una pensión, acogiendo a cuarenta nuevos inquilinos. El cuerpo de Gillmouth permaneció sin identificar durante tres años.


Puente siguió aceptando huéspedes mayores y era popular entre los trabajadores sociales locales porque aceptaba referencias de los "casos difíciles", incluidos los adictos a las drogas y los inquilinos abusivos. Recogió el correo mensual de los inquilinos antes de que lo vieran y les pagó estipendios, guardándose el resto para "gastos". Durante este período, los agentes de libertad condicional visitaron Puente al menos quince veces; aunque se le había ordenado que se mantuviera alejada de los ancianos y se abstuviera de manejar cheques del gobierno, nunca se notaron violaciones.

Las sospechas se despertaron por primera vez cuando los vecinos notaron las extrañas actividades de un alcohólico sin hogar conocido solo como "Jefe", a quien Puente dijo que había "adoptado" y contratado como su personal de mantenimiento. Puente hizo que el Jefe cavara en el sótano y acarreara tierra y basura en una carretilla. En ese momento, el piso del sótano estaba cubierto con una losa de hormigón. Más tarde, Chief desmanteló un garaje en el patio trasero e instaló una losa de concreto fresco allí también. Poco después, el Jefe desapareció.


El 11 de noviembre de 1988, la policía investigó sobre la desaparición del inquilino Álvaro Montoya, un hombre con discapacidades del desarrollo que padecía esquizofrenia y cuya desaparición había sido denunciada por su trabajador social. Después de notar tierra removida en la propiedad, descubrieron el cuerpo de la inquilina Leona Carpenter, de 78 años. Finalmente, se encontraron siete cuerpos enterrados en la propiedad.





La Policía rescatando cadáveres del jardín de Dorothea Puente.

Víctimas que se la atribuyen sin dudas.
Everson Gillmouth, jubilado, 77 años.
Alvaro "Bert" González Montoya, discapacitado con esquizofrenia, 51 años.
Leona Carpenter, jubilada, 78 años.
Ruth Monroe, jubilada, 61 años.
Dorothy Miller, jubilada, 64 años. 
Benjamin Fink, 55 años. 
James Gallop, 62 años. 
Vera Faye Martin, jubilada, 64 años.
Betty Palmer, jubilada, 78 años.


- Dorothea Helen Puente apareció en las «Historias de Crímenes» en Discovery Channel, Biography Channel e History Television.

- En 1998, ella comenzó a codearse con Shane Bugbee, quien llevó a cabo una extensa entrevista con ella en el transcurso de varios años. Ella comenzó a enviarle varias recetas, y en 2004, el libro «Cocinar con un asesino en serie» fue publicado. Incluía una larga entrevista, casi 50 recetas, y varias piezas de arte en prisión enviado a Bugbee por la asesina convicta.

El libro de recetas de Dorothea Puente

- Apareció en la serie ‘Las verdaderas mujeres asesinas’ en el episodio «Depredadoras» de la segunda temporada, 2008.

- La casa en: 1426 F Street ha estado en exhibición en Sacramento.

- La serie de investigación serie de Discovery, «Un extraño en mi casa», habla de Dorothea Puente en el primer episodio, «La casa de los horrores».

- "Homenaje" musical
Macabre le dedicó un tema a Dorothea en su álbum de 2003 "Murder metal". Lo titularon "Dorthea's Dead Folks Home". 

señorKhaosconn

- "Worst Roommate Ever" presentó a Doretha Puente

Revista Privilege

Criminalista Nocturno






viernes, marzo 11, 2022

Adam Leroy LANE

Asesino convicto y asesino en serie que fue apodado el "asesino de la carretera" porque sus crímenes tuvieron lugar cerca de la carretera, por la que viajaba con frecuencia debido a su trabajo como camionero...

“The Highway Killer” Adam Leroy Lane se inspiró en una película slasher. Mientras usaba una máscara, irrumpía en casas aleatorias en su ruta para sacar su odio hacia las mujeres con un gran cuchillo de caza.

¿Quién es Adam Leroy Lane?

Un trabajador de cuello azul que vivía en Pensilvania y las áreas circundantes, muchos afirman que Lane tenía una larga historia de violencia y una personalidad que reflejaba cierto nivel de abandono imprudente. Antes de que se presentaran cargos formales contra Lane en la duración de su tiempo en la carretera, había desarrollado una reputación de misógino, conocido por convertirse fácilmente en un odio ciego hacia las mujeres.

Lane estuvo casado con Miriam Benge durante casi 6 años (se divorciaron en 1993) antes de que ocurriera algún problema criminal. Benge personalmente nota múltiples relatos de abuso físico y abuso verbal casi constante, aunque no se realizaron informes ni arrestos contra Lane durante su matrimonio.

Cualquier acto de violencia puede ser una sorpresa para los amigos y el círculo íntimo de Lane, quienes conocían al hombre como un conductor sin problemas que trabajaba muchas horas y que era conocido por asumir un largo recorrido de vez en cuando.

En los descansos durante su trabajo como conductor de camiones, se sabía que Lane frecuentaba el Jordan's Country Restaurant junto a la Interestatal-77, codeándose con otros conductores y hablando de trabajo sobre la industria. Incluso se sabía que Lane tenía lo habitual: dos perritos calientes con todos los acompañamientos.

Para todos los efectos, Lane parecía un ser humano normal para el mundo exterior. Un conductor que tenía una rutina y sus lugares habituales, puede haber tenido una vida matrimonial problemática, pero pocos parecían conocerlo fuera del exterior que mostraba a los demás, especialmente a los compañeros conductores.

Sin embargo, esa percepción de familiaridad y amabilidad de Lane pronto se reveló al público en general.

Según la mayoría de las cuentas, se acepta que los problemas de Lane comenzaron durante la primera parte de 2007. Si bien las historias personales de violencia y mal comportamiento se remontan a principios de los 90, parece que Lane comenzó su ola de asesinatos durante la primera parte de 2007.

A lo largo de los años, a Lane le resultó increíblemente difícil mantener a un compañero en el camión. Más tarde, muchos de sus socios informaron sobre incidentes en los que Lane mostró mal genio y reaccionó increíblemente mal en situaciones en las que algunos conductores pueden enfrentar "rabia al volante".

Al pasar gran parte de su tiempo en la carretera en su camioneta, algunos relatos muestran que Lane comenzó a desvincularse cada vez menos de la sociedad cuanto más tiempo pasaba en la carretera. A medida que las horas se hacían más largas y las rutas se sumaban, según los informes, Lane se volvió cada vez menos estable y quizás comenzó a ver un odio aún mayor hacia las mujeres.

Sin embargo, el primer cargo de asesinato fue el de Darlene Ewalt, residente de Pensilvania. Según los informes, Lane avanzaba por la carretera, según lo dictado por su ruta.


Según los informes, Ewalt estaba sentada en el porche de la casa de sus padres temprano en la mañana y, sin que ella lo supiera, Lane la observaba en la oscuridad. Después de estacionar su camioneta en el vecindario, Lane comenzó a inspeccionar las casas cercanas en busca de víctimas locales.

Mientras el esposo de Ewalt dormía arriba en su casa, se informa que Lane atacó a la joven con un cuchillo, apuñalándola repetidamente después de cortarle la garganta.

Después de cometer el asesinato, Lane se apresuró a su camioneta e inmediatamente volvió a la carretera, pensando que aparecería como un camionero discreto que viajaba durante la noche.

Cuando la policía llegó a la escena del crimen, notaron que el ataque no fue un asesinato ordinario, sino un crimen cometido por alguien con tendencias sociópatas, probablemente alguien que está categorizado como asesino en serie.

Lane debe haber pensado que su táctica estaba bien concebida. En su mente, un conductor al azar que parece estar haciendo negocios como de costumbre durante el curso de su trabajo de camionero no podría ser la causa de tal caos, al menos, eso es lo que él pensaba.

La siguiente víctima de Lane fue encontrada en Bloomsbury, Nueva Jersey, otra joven que fue atacada por su vulnerabilidad a la hora de la tarde.

Después de estacionar su camión en una parada de camiones a poca distancia a pie del área que planeaba atacar, Lane inspeccionó el vecindario para ver qué casas parecían objetivos fáciles. Pronto llegó a la casa de Monica Massaro y descubrió que la puerta estaba abierta y que ninguna alarma de seguridad ni perros obstaculizarían su entrada.

La investigación de las autoridades mostró que después de explorar la casa de Massaro, Lane ingresó a su habitación, donde estaba sola.

Una vez más, Lane atacó metódicamente a Massaro con un cuchillo, primero cortándola en la garganta y luego apuñalándola varias veces a pesar de la herida fatal inicial que había recibido.

Después de matar a Massaro, Lane se apresuró a regresar a la parada de camiones donde había estacionado su camión, una vez más conduciendo en la noche como si nada hubiera pasado.

Se dice que Lane no pudo evitar lo que ahora era una ola de asesinatos y condujo casi toda la noche para llegar a su próximo objetivo seleccionado al azar. Impulsado por la ira y luchando contra el agotamiento detrás del volante, Lane de alguna manera terminó en Massachusetts en menos de 24 horas después de haber matado a Massaro.

Esta vez, sin embargo, Lane fue menos cuidadoso con sus maniobras y comenzó a volverse algo descuidado en su técnica. Viniendo fuerte y enojado, Lane estacionó su camión en una parada de camiones muy cerca de un área residencial en Chelmsford, despertando a las personas cercanas y haciendo que los testigos vieran a un hombre escondido frenéticamente en los arbustos cercanos. Encontró un parque de casas rodantes cercano y decidió investigar la escena en busca de su próxima víctima.

Kathy Crowley informa haber visto a un hombre vestido completamente de negro y con una máscara, tratando de entrar en los remolques. Crowley llamó a la policía, pero Lane desapareció antes de que llegaran las autoridades.

Más de una hora después de que Crowley denunciara a Lane, el asesinado encontró la casa de McDonough fuera del parque de casas rodantes y entró a la fuerza.

Lane causó tal conmoción que hizo que su posible víctima, Shea McDonough, despertara incluso antes de que Lane irrumpiera en la habitación del joven de 15 años. Shea vio entrar a Lane con un cuchillo en la mano y comenzó a llamar a sus padres en medio de la conmoción.

Los padres de la joven escucharon el ruido y corrieron a su habitación, para encontrar a Lane cubriendo la boca de su hija para calmarla. Según los informes, Kevin atacó a Lane, exhausto y agotado.

Los padres de Shea, Kevin y Jeannie McDonough, pudieron dominar a Lane y sujetarlo mientras su hija llamaba a la policía. Cuando llegaron las autoridades, se sintieron perturbadas por lo que encontraron en la escena: un grupo de todo tipo de armas, desde caza hasta cuchillos, alambre de asfixia y estrellas arrojadizas.

La policía arrestó a Lane y lo puso bajo custodia, donde luego lo acusaron de múltiples asesinatos en el transcurso de julio de 2007.

El Asesino de la Carretera había sido llevado ante la justicia, y no demasiado pronto. Usando las carreteras como sus excusa de caza y el disfraz de los trabajos de camiones de larga distancia como una tapadera para su horrible comportamiento, Lane pensó que podría salirse con la suya simplemente siendo un conductor en lugar de un conductor sin nada bueno.

Uno de los principales errores de Lane fue centrar sus ataques en las paradas de camiones, colocándolo en lugares fáciles de rastrear en todo el país. Si bien en el pasado hubo un puñado de casos en los que los camioneros maltrataban o mataban a las prostitutas en estas paradas de camiones, ha sido así durante mucho tiempo desde que ocurrió uno de estos raros sucesos.


Parte de la historia de Lane se puede resumir en un lapso en la falta de seguridad que se encuentra en las paradas de camiones en todo el país y en las áreas cercanas a las paradas de camiones. Esto no quiere decir que los conductores sean inherentemente violentos, pero puede haber personas enfermas que se hacen pasar por conductores que frecuentan estos lugares amigables. De hecho, no hay necesariamente un área que sea menos segura que otra. Una parada de camiones en Florida puede ser tan segura como una en el oeste.

No hay prevención contra alguien como Lane, un hombre con la misión de realizar actos terribles, pero hay una moraleja que surge de aquellos que condujeron con él o interactuaron frecuentemente con él: si alguien parece errático regularmente, puede ser una buena idea mencionarlo a alguien.


Adam Leroy Lane es escoltado a la camioneta del Sheriff bajo fuertes medidas de seguridad luego de su comparecencia ante el Tribunal Superior de Lowell. (12/09/07)



Adam Lane se declaró culpable de matar a Monica Massaro, de 38 años, en su casa de Bloomsbury el 29 de julio de 2007.



Adam Leroy Lane sale del Tribunal del Condado de Dauphin esposado y flanqueado por guardias. Allí fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de una mujer del área de Harrisburg.
28 de junio de 2010

El camión del sospechoso de allanamiento de morada en Chelmsford en el lote de remolque de Ferreira en Chelmsford, tiene un DVD que muestra a un asesino en serie junto al asiento del pasajero y un gran cuchillo de supervivencia en el asiento.

La camioneta del sospechoso.

El patio de la casa Ewalt en West Hanover. Darlene Ewalt, de 43 años, fue asesinada por el asesino en serie Adam Leroy Lane el 13 de julio de 2007, mientras estaba sentada en una silla y hablaba por teléfono alrededor de las 2 am 20/07/2010.


Las victimas

Mónica Massaro, 38.

Todd Ewalt, su esposa Darlene Ewalt y sus hijos Nick y Nicole en una foto de Navidad de 2002. Darlene fue asesinada el 13 de julio de 2007, mientras estaba sentada en una silla en su porche trasero y hablaba por teléfono alrededor de las 2 am.

Jeannie McDonough, su hija Shea McDonough y Kevin McDonough se toman de la mano mientras ven a Adam Leroy Lane declararse culpable en el Tribunal Superior de Lowell por un allanamiento de morada en julio en su casa de Chelmsford. Sentado en el extremo derecho está el jefe de policía de Chelmsford, James Murphy.

Pablosaurus













domingo, marzo 06, 2022

José Antonio RODRÍGUEZ VEGA

El Mataviejas

Asesino en serie

Violador convicto

Santander, España

Condenado a 440 años de prisión el 5 de diciembre de 1991. Asesinado en prisión el 25 de octubre de 2002

Primero fue «el violador de la moto». Con su cara de buena persona consiguió el perdón de la mayoría de sus víctimas. Otra vez en libertad, abusó de dieciséis ancianas y las mató en el transcurso de un año. Durante el juicio se mostró imperturbable, cínico y sonriente.

De vez en cuando, con más frecuencia de la que se supone, surge un psicópata desalmado, autor de crímenes en serie, que sabe lo que hace, pero no lo siente. Produce un desarrollo neurótico de su personalidad y desarrolla una perversión sexual múltiple, aunque su psicopatía es una forma de ser, pero no una enfermedad mental. Mata consciente del acto de matar, lo que habitualmente le proporciona placer.

El desarrollo de la psiquiatría permite descubrir a estos pervertidos y separarlos de los enajenados. La diferencia es cualitativa: los locos no son imputables, mientras que los psicópatas desalmados pagan por sus crímenes.

Uno de estos ejemplares humanos distintos a los demás, capaces de superar en horror a todo lo conocido, fue detenido en Santander a finales de la década de los ochenta. Se trata del albañil José Antonio Rodríguez Vega. Un hombre moreno, de mirada penetrante. De nariz aguileña y boca muy marcada. Con cierto aire de desamparo.

Pese a su aspecto inofensivo, fue culpado de al menos dieciséis asesinatos de ancianas. Durante el juicio hubo que discernir si se trataba de una bestia implacable o de un ser humano con las facultades mentales perturbadas.

El informe de los psiquiatras que lo examinaron, Carlos Fernández Junquito, José Antonio García Andrade y Miguel Rodríguez, fue concluyente: «Conserva inalterado su sentido de la realidad y es capaz de gobernar sus actos, siendo resistente a los tratamientos, lo que ensombrece su pronóstico: su peligrosidad es muy alta.» 

José Antonio Rodríguez, un hombre joven, tiene como rasgo distintivo su rostro de buena persona. En su cara se compone el gesto beatífico del que nunca ha roto un plato. Algunas de sus víctimas lo consideraban una «bellísima persona».

En su juventud, Rodríguez Vega se convirtió en un agresor sexual cometiendo varias violaciones en número no determinado, hasta que fue detenido e identificado como el célebre «violador de la moto». Durante el tormentoso proceso que se siguió contra él fue condenado a veintisiete años de prisión. De ellos cumplió sólo ocho.

Con un innegable poder de persuasión y aprovechándose de su expresión beatífica obtuvo el perdón de todas las mujeres que había violado menos el de una a la que no pudo engañar. No logró librarse de la cárcel, aunque estuvo a punto, pero consiguió reducir su condena.

De nuevo en libertad, Rodríguez Vega se dedicó a ganarse la confianza de ancianas solitarias. Primero las observaba y estudiaba sus costumbres. Hacía un seguimiento completo y minucioso de sus víctimas. Una vez que tenía suficientes datos sobre su forma de vida, las abordaba.

Para que las elegidas no dudaran en franquearle la puerta de su hogar se hacía pasar por el reparador de la televisión o algún otro servicio similar. El otro recurso más empleado para penetrar en los hogares de las mujeres solitarias era su profesión de albañil. Se ofrecía a hacerles reformas o reparaciones en sus casas, y una vez dentro, las asaltaba sexualmente y las daba muerte tapándoles las vías respiratorias.

El tipo de muerte que las infligía consiguió despistar a los médicos, que durante los primeros asesinatos dictaminaron como fallecimientos naturales lo que no eran otra cosa que los crímenes del llamado «Landrú cántabro».

En algunas ocasiones, el despiste, la ligereza o el error de los que extendieron los partes de defunción de las víctimas de Rodríguez Vega fue tal que llegaron a dar por muerte natural cadáveres encontrados con la ropa interior bajada o los órganos sexuales sangrando por haber sido violentados. A una de sus víctimas se la encontró con la dentadura postiza clavada dentro de la garganta.

Pese a las evidencias en contra, el dictamen médico era siempre el mismo: «Muerte por fallo cardiaco.» Era exacto, pero pasaba por alto que el fallo cardíaco había sido provocado.

El asesino de ancianas tenía un «modus operandi» que repetía en todos los casos. Primero se ganaba la confianza de las mujeres. Una vez dentro de la vivienda las asaltaba y les tapaba las vías respiratorias mientras abusaba de ellas hasta que sufrían un síncope. Finalmente siempre se llevaba alguna pertenencia a modo de recordatorio.

Cuando la policía le descubrió encontró un cuarto decorado en rojo en el que tenía expuesta su colección de fetiches pertenecientes a sus víctimas: joyas, televisores, alianzas, porcelanas, incluso un florero con flores de plástico. No lo guardaba por el valor de lo robado, sino por el valor que tenía para el criminal contar con un objeto de la víctima para su morboso recuerdo.

Los asaltos sexuales variaban en intensidad y procedimiento. Con frecuencia se ayudaba de palos u otros objetos en su comportamiento aberrante. Aunque fue acusado de al menos cuatro delitos de hurto en el transcurso de sus crímenes, el móvil era en todos los casos de tipo sexual. Los crímenes de las ancianas, aunque no se descarta algún otro no denunciado o contabilizado, fueron dieciséis en el espacio de un año, de abril de 1987 a abril de 1988. La más joven de las asesinadas tenía 61 años, y la de mayor edad, 93.

He aquí la lista macabra:

Victoria Rodríguez, 61 años; asesinada el 15 de abril de 1987.

Simona Salas, 84 años; asesinada el 13 de julio de 1987.

Margarita González, 82 años; asesinada el 6 de agosto de 1987.

Josefina López, 86 años; asesinada el 17 de septiembre de 1987.

Manuela González, 80 años; asesinada el 30 de septiembre de 1987.

Josefina Martínez, 84 años; asesinada el 7 de octubre de 1987.

Natividad Robledo, 66 años; asesinada el 31 de octubre de 1987.

Catalina Fernández, 93 años; asesinada el 17 de diciembre de 1987.

María Isabel Fernández, 82 años; asesinada el 29 de diciembre de 1987.

María Landazábal, 72 años; asesinada el 6 de enero de 1988.

Carmen Martínez, 65 años; asesinada el 20 de enero de 1988.

Engracia González, 65 años; asesinada el 11 de febrero de 1988.

Josefina Quirós, 82 años; asesinada el 23 de febrero de 1988.

Florinda Fernández, 84 años; asesinada el 16 de marzo de 1988.

Serena Ángeles Soto, 85 años; asesinada el 2 de abril de 1988.

Julia Paz, 71 años; asesinada el 18 de abril de 1988.

Esta escalofriante relación de muertes se produjo a intervalos muy cortos. El mayor espacio de tiempo transcurrió entre el primero y el segundo asesinatos. Pasaron cerca de tres meses sin nuevos cadáveres que añadir a la lista.

Rodríguez Vega estuvo casado. Su esposa, Socorro Marcial, le abandonó cuando fue condenado como «el violador de la moto». Se llevó al único hijo de la pareja. Entonces él se buscó como compañera a una mujer disminuida mental. Su difícil relación con las mujeres empieza con la dependencia de la madre a la que ama y teme. Sigue con una vida conyugal claramente poco satisfactoria durante la que lleva a cabo una doble vida: se esfuerza en ser un marido modelo mientras es un violador al acecho.

De todas formas, su explosión asesina fue algo que, aunque iba fraguándose poco a poco, se reveló de una forma repentina. Su primera víctima fue una prostituta que pese a su avanzada edad, según admitió la hija durante el juicio, todavía ejercía su comercio con los hombres. Ese detalle facilitó las cosas. El asesino no tuvo mayor problema en acercarse a ella. El final de su trato carnal fue inesperado. Probablemente el resultado de su frustración. Pero la muerte de la anciana debió de enseñarle un camino de perversión, un modo en el que alcanzaba niveles de excitación inexplorados.

Esta primera muerte marcó todas las demás. Una vez convencido de que su mayor placer lo obtenía con mujeres que no pudieran defenderse, emprendió un camino sin retorno. Los crímenes se sucedieron. En cada uno de ellos, Rodríguez Vega era cuidadoso en los detalles. No dejaba huellas. Tal era su pulcritud en la comisión de los asesinatos que la hija de la primera víctima, por mucho que lo intentó, no consiguió convencer a los policías de que la muerte de su madre había sido un crimen.

En la cadena de asesinatos hubo casos en los que la familia tardó varios días en descubrir que la anciana había muerto. Eran mujeres que vivían solas. Su muerte era un trámite para los médicos y, en alguna ocasión, una liberación para las familias. El asesino podría haber seguido gozando de su impunidad.

Pero algunos familiares lo denunciaron. La intriga fue creciendo y poniendo en apuros a los investigadores. La policía, cuando se encontraba más perdida, encontró una coincidencia: en varios de los domicilios en los que habían sucedido muertes sospechosas de ancianas se habían llevado a cabo reformas de albañilería. En una de las casas fue hallada una tarjeta con el nombre y dirección del presunto culpable.


Poco después se produjo su detención. Un segundo examen de los cadáveres descubrió señales de violencia.

Aquí hay un breve clip de él en el juzgado, al comienzo del video, durante las primeras etapas de su investigación en 1988. Había sido arrestado solo unos meses antes.

Archivo CNE

Durante el juicio, celebrado en Santander a finales de noviembre de 1991, Rodríguez Vega se descubrió como un ególatra con afán de protagonismo que miraba fijo a las cámaras, sin huir ni taparse, deseoso de que se conociera su cara.

Vega se comportó de manera arrogante y condescendiente durante las sesiones del juicio, burlándose del sufrimiento de las familias de las víctimas.


El rostro de un asesino imperturbable, sonriente y cínico ante los insultos de los familiares de las víctimas, que alardeaba del perdón que le concedieron las mujeres que violó y de ser recibido después en las casas de esas mujeres «como un señor» haciendo una burla terrible de aquel perdón. También alardeó de no tener problemas sexuales, afirmando que hacía el amor todos los días. Eso sí, se le heló la sonrisa en la boca cuando escuchó la sentencia que le condenaba a cuatrocientos años de prisión.




Este fue el relato de los hechos del sumario.

1) «…De las primeras no me acuerdo, fueron quince…, en la calle de San Pedro, iba al bar de un amigo que está cerca y estaba la señora ésta, tendría unos cincuenta años, entablamos conversación, subimos para su casa, charlando de sus cosas, de la vida de ella, ella dijo que subiéramos y allí pues nos metimos en la cama, seguimos hablando, pero ya desnudos en la cama, desnuda de medio cuerpo para arriba, me dijo que era soltera, era atractiva… hicimos el amor, después me entró la agresividad esa, no me corrí, hicimos la penetración y en ese momento me entró la agresividad, era como una excitación fuerte, de cintura para arriba ella me quería quitar y yo seguía, no me podía correr…, en ese momento la tapé la boca para que no chillara, yo notaba como quejidos, cogí las cosas y me marché…»

2) «…Me parece que fue una vecina mía en la calle Alta, pues venía de la tienda de puertas blindadas y en la puerta había una señora con una bolsa y me dijo que pasara…, pasamos al dormitorio, me dijo si quería un café con leche, dije que no y en ese momento la ataqué sin saber porqué. La subí las faldas, yo vestido, ella decía «que haces», yo no contestaba, la tapé la boca, chillaba, perdió el conocimiento, la levanté las faldas, la toqué por las partes y me marché…. cogí 25.000 Pts».

3) «…La di un folleto de seguros de TV, me pasó dentro, le expliqué, dijo si quería algo y yo me lancé sobre ella y la tapé la boca, la levanté las faldas, tenía unos 50 años; y perdió el conocimiento, la quité un anillo que llevaba puesto, me gustó, la metí mano por el sexo…. me marché para casa (sin ninguna excitación), estaba la compañera, hice el amor con ella…»

4) «En la misma calle Alta… llamé, me pasó la señora dentro, tendría 64 años, me enseñó la casa, dijo que quería cambiar la cocina y me entraron esos agravamientos y me lancé sobre ella, la tumbé en la cama, la metí mano, chillaba, la tapé la boca, perdió el conocimiento, cogí unos abanicos, chucherías y me marché».

5) «Me parece que fue Natividad, llegué, le cambié la puerta blindada, después de terminar me dijo que la visitara cuando quisiera, tenía 60 años para arriba, volví, me dejó que me quedara a cenar, hicimos el amor los dos, fue normal, sentí placer, con penetración, con eyaculación, después me entró eso, me decía que qué me pasaba, la tapé la boca, yo no contestaba, se quedó sin conocimiento, me fui a la sala, me dio por llevarme la TV…»

6) «…Era alta ella, unos 65 años, en la calle San Celedón y resulta que empezamos a hablar de TV y ella no tenía TV, que si me apetecía un café, lo tomé, empecé a sentir agresividad y es cuando la ataqué, me eché sobre ella, la tapé la boca, quise desnudarla, no pude, no se dejaba, la tapé la boca y perdió el conocimiento, no sé si la toqué por encima, no recuerdo».

7) «Esta era baja, de unos 70 años, dijo si subía arriba y le expliqué lo de la TV, me lancé sobre ella, la tumbé en la cama, la subí las faldas y tocarla, al chillar la tapé la boca, se quedó inconsciente y la manoseé, notaba y no notaba excitación… me marché…»

8) «…Una de la calle Cisneros, pasé dentro, me dio casera con vino, me enseñó la casa, me pasó a su habitación, me entró la euforia esa y me lancé sobre ella, la levanté las faldas, la empecé a meter mano, empezó a chillar, cuando la tapé la boca se desmayó, cogí unas joyas y me marché…»

9) «…La de Muriendas, a esa la puse la puerta blindada y la gustó, me sacó un blanco y aceitunas, vimos el programa del lunes, me sacó una cerveza, me lancé sobre ella y empecé a meterla mano, empezó a chillar, me notaba excitado, me lancé, nos caímos y es cuando la tapé la boca, me parece que hubo penetración, pero no notaba yo excitación en ese momento, no me corrí, ella chillando, la tapé la boca, me asusté y la dejé con quejidos salteados…»

10) «…La de la Plaza de Numancia iba con los seguros de TV, me pasó dentro, estuvimos hablando, me pasó a una sala y me lancé sobre ella, la levanté las faldas, la toqué un poco, empezó a chillar, la tapé la boca y al ver que perdió el conocimiento me marché… no me llevé nada…»

11) «…Estaba en un callejón, repartía mis tarjetas, llamé a la puerta, me abrió la señora ésta de 65 a 70 años, me pasó a la cocina, me lancé sobre ella, la subí las faldas, la metí mano, empezó a chillar, la tapé la boca, perdió el sentido, cogí una radio…»

13) «…En la calle Alta, me parece, fui con el asunto de los televisores, me pasó dentro, tendría unos 65 años, me entró eso, esas molestias, la tumbé en la cama, ella se defendía, no estaba excitado, la tapé la boca, la fui a tocar, pero perdió el conocimiento, la rechacé…»

14) «…La de la calle que está entre la Cuesta del Hospital y la calle Alta… tenía 60 ó 65 años, llamé a la puerta, saqué los prospectos de TV, estuvimos hablando, me lancé sobre ella, tapándola la boca, la subí las faldas, la toqué el sexo, me excité (¿con el pene erecto?) …entre sí y no… y me marché…»

15) «…La de la calle Magallanes tendría 60 años, la enseñé las tarjetas, me mandó pasar, hablamos del paro y sin más empecé con los calores esos, me lancé sobre ella, la metí en la habitación, la tumbé en la cama, empecé a meterla mano, empezó a chillar, la tapé la boca, quedó inconsciente y me marché…»

16) «…La de la calle Perines…, ésta era una de las primeras, subí por pisos, llamé a la puerta, la enseñé los papeles, las tarjetas, tendría 65 – 70 años, me enseñó la casa y sentí los deseos esos de lanzarme sobre ella, la tumbé, la toqué el sexo, empezó a chillar y la tapé la boca, perdió el conocimiento, en esos momentos llamaron al timbre, abrí, era un chico que preguntaba si abajo había un taller, le dije que no sabía y con las mismas se largó, cerré la puerta, cogí un aparato de TV y radiocassette y sin mirar más, me marché…»

"Nunca creí que fueran a denunciarme porque siempre abandonaba sus casas pensando que se habían desmayado".

"No eran ningunas niñas, de eso cualquier tonto se da cuenta, y yo nunca las maltraté ni las desgarré con un palo" "No soy ningún sádico, sino una persona normalita con una inteligencia normal, ya que si fuera listo no hubiera caído".

"Qué más da, si al fin y al cabo se trata de unas cuantas viejas".

"Soy autor, pero no culpable".


«Es un psicópata desalmado y un pervertido sexual, con rasgos sádicos, necrófilos y fetichistas».

«La persona más ruin, cobarde, desalmada que me haya encontrado jamás».

«Es un psicópata desalmado y un pervertido sexual con capacidad para distinguir entre lo lícito y lo que no lo es. No tiene sentimiento de culpa y carece de compasión y vergüenza. Puede volver a repetir actos parecidos en el futuro».

«La persona más ruin, cobarde, desalmada que me haya encontrado jamás».

Archivo CNE