sábado, septiembre 11, 2021

(criatura)

¡Escucha! ¡Escucha, Tritón, escucha! Grita, dile a nuestro padre, el Rey del mar, que se eleve desde las profundidades, con toda su furia, y con olas negras llenas de espuma de sal, para sofocar esta joven boca con baba picante, para ahogarle, engordando sus órganos, hasta que se ponga azul e hinchado, con la sentina y la salmuera y no pueda gritar más. Sólo cuando él, sea coronado en conchas de berberecho, con la cola con tentáculos deslizándose y la barba humeante, toma su brazo caído y con aletas, sus chillidos de tridente de coral,
y en la tempestad, y que se zambullan a través de tu garganta, que se rompió, dejando una vejiga abultada y no más, pero ahora es una maldita carga, un nada para las arpías y las almas de los marineros muertos, para picotear, arañar y alimentarse, sólo para ser solapado y tragado por las aguas infinitas del temible Emperador en persona, olvidado por cualquier hombre, a cualquier hora,
olvidado de cualquier Dios o Diablo, olvidado incluso por el mar, cualquier cosa o parte de Winslow, incluso cualquier resto de su alma, ya no es Winslow, pero ahora es en sí mismo el mar.“