domingo, septiembre 19, 2021

Jehová el Dios Impostor (Parte 2)

Lee la parte 1 aquí dándole click..





No sería ninguna exageración si dijéramos que el continuo derramamiento de sangre de manera ritualista era el fundamento de la religión judía bíblica. De hecho, la Biblia explica abiertamente que Yahvé encuentra deleite en los sacrificios sangrientos y macabros (Génesis 8:20-21; Levítico 1:5-9; Números 18:17-19). Es como si él estuviera fascinado por la inmolación de la vida inocente. Es evidente que el dios de los Judíos es una entidad carnívora y de una naturaleza depredadora puesto que en Génesis él rechaza la ofrenda vegetal de Caín y se deleita con el sacrificio animal de Abel (Génesis 4:3-5). 

Es más, a veces las inmolaciones rituales jehovíticas se convertían en hecatombes enormes. El primer Libro de Reyes relata que el monarca jehovítico Salomón y su sacerdocio real sacrificaron más de 22,000 bueyes y 120,000 ovejas en el templo de Yahvé en un período de sólo dos semanas (1 Reyes 8:62-64). El dios hebreo siempre ha tenido una sed por la sangre inmolada.


En Éxodo, el segundo libro del Pentateuco, encontramos unas referencias escalofriantes a la práctica del infanticidio ritual hebreo ordenada por el mismo Yahvé en la cual los Hebreos fieles a su dios tenían que consagrar (sacrificar) a sus hijos primogénitos como una ofrenda a su señor, justo como solían inmolar las primeras crías de su ganado, con el fin de conmemorar la matanza de los varones primogénitos en Egipto por parte de Yahvé (Éxodo 13:2; 13:12-15).

En Levítico, el tercer libro del Pentateuco, el mismo dios sanguinario explica que ningún hombre, animal o campo poseído que sea propiedad de un Judío y haya sido consagrado a él no puede ser rescatado sino que morirá sin remisión definitivamente (Levítico 27:28-29). 

Notemos que en algunas traducciones de la Biblia pone una nota al pie de la página que dice que en el idioma original la expresión se refiere a 'una ofrenda para el dios Yahvé', lo cual deja clarísimo que la deidad bíblica disfrutaba del sacrificio de los hombres.

En el primer Libro de Reyes, una crónica de la historia primaria del pueblo hebreo, vemos que en el Judaísmo primitivo Yahvé solía pedir la inmolación de la vida de los hijos de los Hebreos por la santificación de las ciudades a la hora de su reconstrucción (1 Reyes 16:34). La arqueología bíblica revela que la práctica bárbara de enterrar los cadáveres de los niños inmolados en las bases de los edificios era muy común en las regiones de Meggidó, Jericó y Guerer en Palestina donde habitaban los Hebreos

El ejemplo de la práctica del sacrificio humano jehovítico más asustante, sin embargo, se encuentra en el Libro de Jueces según el cual el juez israelita Jefté, tras ser instigado por el espíritu de Yahvé, le hizo voto a su dios prometiendo que sacrificaría en holocausto la primera persona que saliera de su casa a cambio de que Yahvé le entregara la victoria en la guerra contra los enemigos de Israel (Jueces 11:29-31). Yahvé cumplió con su promesa y Jefté volvió a su casa victorioso. Sin embargo, desgraciadamente la primera persona que salió de su casa fue nadie más que su querida hija y el pobre Jefté, bien entristecido, se vio obligado a ofrecer a su propio vástago humano en holocausto a su dios depravado (Jueces 11:34-40).

 La verdad es que un estudio minucioso de la Biblia hebrea revelará que el sacrificio humano jehovítico constituyó una costumbre común en el culto hebreo original.

Esta revelación horripilante no debería ser ninguna sorpresa para los estudiosos que tienen un buen entendimiento de la historia de la región de Palestina. Los estudios arqueológicos muestran que incluso en el segundo milenio AEC la deidad semítica El, el rey del panteón levantino y el precursor del El-Yahvé bíblico, era un dios asociado al sacrificio humano ritual y cuyo culto se caracterizaba por el holocausto de los primogénitos. El mismo culto sacrificatorio continuaría entre los Hebreos en el Judaísmo primitivo.Vemos que el sacrificio sangriento tanto animal como humano siempre estuvo bien arraigado en la religión jehovítica original. 

Es más probable que Yahvé no sólo disfrutara de los sacrificios para su propio entretenimiento sino que también los necesitara para alimentarse de su energía a nivel astral. Recordemos que a lo largo de la historia ciertas escuelas esotéricas como las gnósticas enseñaron que el malévolo demiurgo Yaldabaoth, asociado al dios hebreo Yahvé, y sus Arcontes depredadores se alimentaban del sufrimiento humano y de la energía transferida a través de los cultos religiosos demiúrgicos.

Los apologistas de las iglesias suelen citar la Biblia de manera selectiva y por lo tanto sus ministerios son engañosos. Ellos están dispuestos a hacer cualquier excusa para justificar la conducta perversa de su dios misántropo y aunar todos sus esfuerzos para defender algo que es completamente inmoral y presentarlo como algo moral y justo. Así han sacrificado su propia humanidad y su comportamiento es solamente vergonzoso.

Sus mentiras son expuestas por las palabras de su propio dios demoníaco que le admite a su profeta Ezequiel que él mismo había instigado a los pueblos a que le ofrecieran sacrificios infanticidas:

'Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir. Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.' (Ezequiel 20:25-26).

La frase bíblica 'hacer pasar por el fuego al primogénito' es una referencia al holocausto infantil, un tipo de sacrificio en el cual la víctima era quemada por completo y ofrecida a Yahvé. Según el mismo libro profético, Yahvé contaminó las ofrendas del pueblo y le hizo inmolar a sus hijos a través del fuego simplemente porque los Hebreos no habían guardado su sábado o día de descanso y algunos de ellos habían fabricado ídolos (Ezequiel 20:24). 

No te pierdas la parte 3 de este tema..
Te dejo una melodía para acompañar la lectura