jueves, octubre 14, 2021

Reconstruyendo Cuerpos

Para saber exactamente qué es la tanatopraxia tan solo hace falta atender a su raíz etimológica que se remonta al antiguo griego. En la mitología griega, «Tánato» era la divinidad de  la muerte no violenta y la palabra «praxis» también griega significa acción, práctica. Así  pues, la tanatopraxia es la disciplina que reúne el conjunto de técnicas dedicas a la higienización, conservación, embalsamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético del cadáver.


Las labores que lleva a cabo un tanatopractor son muchas. Tiene que limpiar y desinfectar el cuerpo de cara a eliminar las bacterias que aceleran las fases de autolisis, la tanatoquimia y la putrefacción. También debe extraer tejidos, prótesis, marcapasos y otros dispositivos que puedan contaminar el cadáver.

Importante es la tarea de usar productos biocidas para conservar y embalsamar el cuerpo. Una de sus tareas más complicadas es la de restaurar e incluso reconstruir el cadáver para disimular y ocultar posibles secuelas de accidentes y enfermedades. El tanatopractor puede tener que dar puntos de sutura, ocultar cicatrices, recomponer partes del cuerpo. 


(Sutura de boca)

La tanatoestética es una de las prácticas englobada dentro de la tanatopraxia, concretamente es la que se dedica al cuidado estético del difunto. La persona encargada de la tanatoestética se centrará en el maquillaje y peluquería para conseguir que el fallecido muestre la mejor imagen posible. La apariencia visual es la que más impacta a familiares y amigos, por esa razón el trabajo tanatoestético es muy importante: Preparar el cabello, afeitar el rostro, adecentar las uñas, dar rubor al rostro para eliminar el tono mortecino, aplicar latex para disimular defectos graves, usar el maquillaje para embellecer…

(Tanatoestética aplicada)