Para saber exactamente qué es la tanatopraxia tan solo hace falta atender a su raíz etimológica que se remonta al antiguo griego. En la mitología griega, «Tánato» era la divinidad de la muerte no violenta y la palabra «praxis» también griega significa acción, práctica. Así pues, la tanatopraxia es la disciplina que reúne el conjunto de técnicas dedicas a la higienización, conservación, embalsamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético del cadáver.
Las labores que lleva a cabo un tanatopractor son muchas. Tiene que limpiar y desinfectar el cuerpo de cara a eliminar las bacterias que aceleran las fases de autolisis, la tanatoquimia y la putrefacción. También debe extraer tejidos, prótesis, marcapasos y otros dispositivos que puedan contaminar el cadáver.
Importante es la tarea de usar productos biocidas para conservar y embalsamar el cuerpo. Una de sus tareas más complicadas es la de restaurar e incluso reconstruir el cadáver para disimular y ocultar posibles secuelas de accidentes y enfermedades. El tanatopractor puede tener que dar puntos de sutura, ocultar cicatrices, recomponer partes del cuerpo.