domingo, agosto 07, 2022

ROMASANTA

“En algunos lugares de Galicia, la tradición dice que aquel niño que nazca en Navidad o Viernes Santo, o que sea el séptimo o noveno en una consecutiva línea de descendientes varones, está predestinado a convertirse en un lobishome (hombre lobo)”.


Manuel Blanco Romasanta fue el primer ciudadano español diagnosticado de licantropía clínica y también es el primer asesino en serie de la historia del país.

La historia dice sobre él que es el único caso conocido de “licantropía” clínica que se ha registrado en España. Manuel Blanco Romasanta fue el primer asesino en serie español, acusado de cometer 17 crímenes de los cuales reconoció nueve.

Esta es la historia del “hombre lobo gallego” o el “licántropo de Allariz”, quien ha inspirado libros y cintas que retratan una parte de su misteriosa personalidad. 

Ilustración perteneciente al informe médico de Romasanta.

Manuel Blanco Romasanta vino al mundo en 1809. Lo primero que resalta de este personaje es que era hermafrodita (según el forense Fernando Serrulla, del Instituto de Medicina Legal de Galicia), lo que llevó a sus padres a pensar que era una niña durante sus primeros ocho años de vida. De hecho su acta de nacimiento indicaba como nombre Manuela.

Manuel tenía sexo femenino, pero segregaba una gran cantidad de hormonas masculinas y sufría fuertes episodios de agresividad.
Contrajo matrimonio a los 22 años y después de un periodo en que se ganó la vida como sastre, comenzó a trabajar como vendedor ambulante, lo que le llevó a recorrer una buena parte de España. Luego de un incidente con la ley, Romasanta se fugó a Portugal, donde vivió varios meses criando ganado.

Romasanta regresó a España y se integró de lleno en la actividad de un pueblo llamado Allariz, en la zona de Galicia. Pronto se dio a conocer como un experto conocedor de los caminos, capaz de guiar a las personas a sitios cercanos.

De esa manera comenzó a usar sus conocimientos y encantos para acompañar a mujeres y sus hijos a zonas aledañas con la promesa de conseguirles un trabajo mejor remunerado.

Después de alejarse en compañía de Romasanta, nadie más volvió a ver a mujeres como Manuela García Blanco, y su hija; Benita García, Josefa García y Antonia Rua.

Las sospechas recayeron en Romasanta, el “tendero”, como se le conocía en Allariz. Esto obligó a nuestro personaje a huir del pueblo en búsqueda de otro sitio donde radicar. Y el patrón siguió siendo el mismo: lugar al que llegaba Romasanta, desaparecían mujeres y niños a los que nunca se les volvía a ver.

Finalmente, el 2 de julio de 1852, Romasanta fue detenido en la provincia de Toledo y trasladado hasta Allariz para ser juzgado.

Dibujo realizado a partir de la reconstrucción que el forense Fernando Serrulla realizó basándose en las mediciones antropométricas que se le realizaron tras su detención.

Durante los interrogatorios, Manuel Blanco Romasanta reconoció haber matado a nueve de las 17 víctimas que se le atribuían. Resulta sorprendente que un sujeto de tan solo 137 centímetros de estatura pudiera llevar a cabo asesinatos a sangre fría.

Durante la vista, Romasanta contó un relato increíble, al mismo tiempo que aterrador, en el cual hacía referencia a una supuesta maldición que lo convertía en un hombre lobo:
“La primera vez que me transformé fue en la montaña de Couso. Me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo. Estuve cinco días merodeando con los otros dos, hasta que volví a recuperar mi cuerpo. El que usted ve ahora, señor juez”.

En otro documento, la Causa número 1178: Causa contra hombre lobo de los juzgados de Allariz, fechada en 1852 y que consta de dos mil páginas manuscritas, Manuel Blanco Romasanta siguió contando su asombrosa historia:
“Los otros dos lobos venían conmigo, que yo creía que también eran lobos, cambiaron a forma humana. Eran dos valencianos. Uno se llamaba Antonio y el otro don Genaro. Y también sufrían una maldición como la mía. Durante mucho tiempo salí como lobo con Antonio y don Genaro. Atacamos y nos comimos a varias personas porque teníamos hambre”.

Cuando el juez le pidió a Romasanta que se convirtiera en hombre lobo, el acusado le respondió que la maldición solo duraba dos años y que éstos ya se habían cumplido (otras fuentes mencionan que la maldición duraba 13 años).

Romasanta, en un grabado de la época.


Finalmente, el 6 de abril de 1853, el juez condenó al “licántropo” a la pena capital y pagar una indemnización de mil reales por cada víctima.

El abogado defensor de Romasanta preparó una última estrategia para salvar a su cliente: se asesoró con un hipnólogo francés, el profesor Philips, para presentar el alegato de enfermedad mental ante el juez.

Romasanta no podría ser acusado, ya que era víctima de “licantropía”, un trastorno psiquiátrico por el que una persona cree que puede transformarse en un animal. Por lo tanto, no le hace responsable de sus actos.

Para sorpresa de todos, la mismísima reina Isabel II conmutó la pena de muerte del acusado por la de cadena perpetua.

Reseña de la causa contra Romasanta, el «hombre lobo» de Allariz.

Causa contra Manuel Blanco Romasanta. Audiencia Territorial de A Coruña.

El trato de los medios de la época.

La muerte de Romasanta sigue siendo un misterio. Algunas fuentes dicen que murió asesinado en la prisión de Allariz a manos de sus compañeros de celda; también se dice que escapó y se refugió en los bosques que tanto conocía. Otras bibliografías señalan que murió en 1863 a causa de cáncer de estómago. “Según el mito, sin embargo, volvió a ser un lobo y fue condenado a vagar eternamente por La Sierra de San Mamede”.

Aún hoy, el asesino sigue siendo objeto de estudio.

El Código del Crimen